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Unamuno, el 98 y el siglo XX

Miguel de Unamuno fue, sin duda alguna, uno de los más grandes filólogos de la lengua castellana, además de integrante de la Generación del 98. Esta corriente literaria suele marcar el inicio del fin, de la segregación de la literatura y de la paulatina desaparición de dos de sus grandes ramas: la poesía y el teatro. Evidentemente, ambas darían unos últimos coletazos de vida durante gran parte del siglo XX, pero llegarían a la orilla del XXI exhaustas de una carrera en la que el cine y la música han salido mejor paradas.

Volviendo a Unamuno, su generación marca el inicio de una de las épocas con más oscurantismo de España: el Regeneracionismo que guió hasta la Guerra Civil. La literatura se vio sorprendida por un inició de siglo de casi excelencia donde, a pesar que no son autores que me hagan mucho chiste, hubo una gran producción de artistas y obras que trajeron innovaciones en todos los terrenos de las letras. Muchos son conocidos y algunos celebérrimos como Lorca o Alberti. Otros han de ser recordados, y a veces tomados como inspiraciones en política, como Miguel Hernández, del cual ya escribiré otro artículo.

Sin embargo, el principio del siglo XX le pertenece a ciertos intelectuales que no solo querían analizar los profundos problemas que estaban arraigados en España, sino también proponer soluciones desde dicho análisis. Uno de ellos, Unamuno, se opuso se forma directa a la Guerra Civil y, con su famoso discurso Venceréis, pero no convenceréis, se puede articular una gran representación de lo que era y sería el panorama estatal en las décadas posteriores. Presentes en el discurso estarían muchos de los mandos del ejército que se sublevaron contra el gobierno de la república.

Dejo el enlace de una representación del discurso a continuación (me gusta más esta versión de teatro que la del cine, una pena que uno haya ganado la carrera al otro):

Me gusta explicar a mis estudiantes la literatura del siglo XX, sobre todo en 2º de Bachillerato, mediante el visionado de este fragmento. Las ideas que expresa deben entenderse en plano histórico sobre aquello que iba a suceder, no sobre si eran correctas o no ya que Unamuno pasó por varias contradicciones personales en cuanto a sus ideales políticos. De este modo, los estudiantes pueden entender cómo había una España antes y otra España después de dichos acontecimientos y, a su vez, entender por qué la literatura posterior al 39 da tantos vuelcos.

También se capta muy bien cómo una lengua, la española, ha sido capaz de ser el vehículo de la comunicación de tantos lugares en localizaciones tan dispares como podrían serlo España, El Salvador o Filipinas. De la misma forma, hablar de Rizal, mártir del movimiento de independencia filipino. La contextualización histórica debe ser uno de los pilares en los que se apoye la explicación de la literatura y, en este vídeo, se aprecian todos los hechos que hicieron de desencadenantes.

De este modo, enlazando el visionado con la explicación de la Generación del 98, se puede dar paso a una gran historia sobre cómo un país había alcanzado unas producciones artísticas de incalculable valor y belleza y se vio sumido en uno de los mayores horrores que puede haber: el fratricidio y la automutilación por parte de ambos bandos. Nunca se olvide que una guerra es una guerra y ninguno de los bandos es inocente de lo que sucede ya que, como bien indica la denotación y más aún la connotación de la palabra guerra, nadie juega limpio.

Este discurso no tiene precio, lingüísticamente hablando, ya que el uso de las palabras, su contenido global y unitario y su tremendo valor estético hacen de Unamuno un gran orador. Además, el actor que lo representa es José Luis Gómez, toda una personalidad en el mundo del teatro. La voz, la postura, la mirada, la tensión reflejada en su cara puede hacernos sentir el horror que estaba sucediendo en aquellos momentos y la situación anterior que, lejos de ser la idónea, había dado lugar a una gran evolución en cuanto a las artes se refiere.

Por último, y como viene siendo habitual en la línea de los últimos artículos, se pueden ver varias coincidencias si lo observamos de forma diacrónica con parte del discurso que se da hacia las diferencias regionales del país. Como siempre, la historia y la literatura nos dejan grandes lecciones que, una vez pasa el tiempo, podemos rescatar y a aplicar a nuestro pasado más reciente, nuestro presente y a ese gran desconocido llamado futuro.



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